En 1914, gracias a un reglamento que había traído de Madrid Luis Sampil, se pudo organizar el primer equipo estable, el Sporting de Mieres, que aún no estaba federado y acabó desapareciendo a los cuatro años, en 1918, según parece, a causa de la desmoralización que suponían las constantes derrotas. En ese mismo año surgió su relevo, esta vez con todos los papeles en regla para la competición regional, el Racing Club de Mieres, un nombre que salió del fondo de una boina, o al menos así lo contaba uno de sus fundadores, Luis Santiago Álvarez Casal, al explicar que como los integrantes no se ponían de acuerdo en la denominación metieron en la gorra tres papeles: Athletic de Mieres, Mieres Club de Fútbol y Racing Club de Mieres, y el destino quiso que saliese este último.