El acontecimiento deportivo, que tuvo lugar en el Hipódromo de la Castellana entre el 13 y el 16 de mayo -apenas dos meses después de la fundación oficial del club-, vio al Club Bizcaya coronarse como campeón, tras imponerse en la final al F. C. Barcelona por 2-1, quien previamente había derrotado a los madrileños por 3-1. Ambos clubes eran más antiguos y poseían un plantel con más jugadores extranjeros -«internacionalizado» en la jerga futbolística- que el madrileño que contaba únicamente con Arthur Johnson como foráneo, con lo cual tuvieron cierta ventaja en sus encuentros.